Cuando José de San Martín decidió no regresar a Buenos Aires en 1829, tras su fallido intento de volver de su primer exilio, Manuel Dorrego fue fusilado por orden del general Juan Lavalle. Pero a pesar de no haber vuelto a pisar estas tierras, el prócer nunca dejó de pensar en el Río de la Plata.
Durante las guerras por la independencia de Sudamérica, uno de los objetos más preciados del general era su sable corvo. Esta arma la adquirió San Martín en Londres, poco después de abandonar España. Con el tiempo, formó su Regimiento de Granaderos a Caballo con armas similares, ya que las consideraba perfectas para los ataques de carga de caballería.
Cuando San Martín se exilió, dejó su sable en manos de una familia amiga en la ciudad de Mendoza. En una carta escrita más tarde a su yerno Mariano Balcarce y a su hija Merceditas, les pide que le envíen la espada a Europa, y así la mantuvo en su posesión hasta su fallecimiento el 17 de agosto de 1850. Pero, ¿qué pasó con el sable después de eso?
En marzo de 1838, Francia bloqueó el puerto de Buenos Aires debido a un conflicto diplomático con Rosas. Y el 29 de octubre de 1840, se firmó el Tratado Arana-Mackau, en el cual se acordó que Buenos Aires indemnizaría a ciudadanos franceses por pérdidas durante el conflicto. Además, ningún ciudadano francés tendría privilegios mayores que otros extranjeros en la Confederación. En este contexto, San Martín decide legar su amado sable a Rosas, como muestra de gratitud por su firmeza al defender el honor de la República contra las injustas demandas extranjeras.
Cuando murió el "Restaurador", el sable pasó a manos de su amigo Juan Nepomuceno Terrero, quien luego decidió que permaneciera en la familia tras su fallecimiento. Años después, en 1896, Adolfo Carranza, director del Museo Histórico Nacional, solicitó a Manuelita Rosas la donación del objeto. Concedió su pedido y el sable fue enviado desde Londres hasta Buenos Aires, donde llegó el 4 de marzo de 1897 y fue depositado en el mencionado museo.
Lamentablemente, en 1965, el sable corvo fue robado del Museo Histórico Nacional. Para protegerlo, se construyó un templete blindado, gracias a una donación del Banco Municipal de la Ciudad de Buenos Aires. Durante décadas, estuvo expuesto allí hasta que, en 2015, el Congreso de la Nación sancionó la Ley de Restitución del sable corvo del General San Martín al Museo Histórico Nacional.
Museo Histórico Nacional: horarios para visitarlo
En la actualidad, este icónico objeto se puede visitar en el museo, ubicado en el Parque Lezama en Defensa 1600. Los horarios de visita son de miércoles a domingo de 11:00 a 19:00, aunque en días feriados puede variar el horario.